Existe una constante necesidad por parte de los usuarios de software en general por identificarse y defender con uñas y dientes los programas con los que trabajan, generando la eterna discusión de cuál es mejor, sin necesariamente aportar demasiados argumentos.

Sin duda siempre encontraremos software que aporta más o menos herramientas, que son más o menos intuitivos, con una orientación dirigida al usuario casual o dirigido a profesionales del sector.

Si observamos el panorama existente dentro del campo de la edición y post-producción audiovisual, es muy sencillo encontrar grandes nombres que se han ido diferenciando a lo largo de sus años de desarrollo tales como Avid Media Composer y Adobe Premiere para edición, o Adobe After Effects y Autodesk Combustion para tratamiento de imagen, efectos visuales, etc. ¿Cuál es mejor? ¿Alguien se atreve a responder sin temor a equivocarse? Seguro que casi todos los usuarios de cualquier programa antes mencionado responderían con rotundidad, defendiendo el software con el que suelen trabajar.

Entonces, ¿qué es lo que hace que una de estas herramientas sea mejor que otra?

La respuesta que nosotros proponemos es: El usuario.

Consideramos que las diferencias entre Avid Media Composer y Adobe Premiere, a pesar que a nivel de funcionamiento e interface son bastante diferentes, las posibilidades que ofrece cada uno de ellos son prácticamente las mismas. Todo depende del conocimiento del usuario sobre la herramienta y de la destreza del mismo. Sin duda no hay mejor herramienta que la que uno sabe utilizar mejor.

¿Por qué intentar juzgar una herramienta sin contar con la interacción del usuario? Es evidente que existen herramientas mejor diseñadas que otras, pero este factor no hará necesariamente mejor los resultados que se puedan obtener.

Si nos remitimos a un ejemplo extraído del mundo de la música, observemos a Pat Metheny. Pat Metheny, extraordinario guitarrista, originalmente prefería tocar su instrumento con una púa diseñada por él mismo, recortada de una tarjeta de crédito. O Brian May de Queen, que prefiere tocar su guitarra con una moneda en vez de una púa de marca.

Somos conscientes que al hablar de software no podemos dejar de lado el equipo donde éste se instala y las características técnicas del mismo. Pero para la presente reflexión nos gustaría observar el software como una herramienta independiente, la cual nos entregará los resultados que deseamos, siempre y cuando sepamos cómo pedírselo.