Desde un punto de vista estratégico, Internet ha cambiado muchos aspectos de la empresa y su entorno. Uno de los puntos más erosionados es la comunicación relacionada con el cliente. Descartada la economía de masas y sus medios de comunicación, en fuerte descenso y división de audiencias. Aparecen nuevas formas de acercarse y establecer relación con las personas de nuestro interés.
Pero cómo aumentamos el valor percibido de nuestro producto, cómo diferenciarnos, cómo especializarnos, y muy especialmente, cómo lo explicamos. Sólo tengo respuesta para la última cuestión, mediante el vídeo; las otras respuestas deben ser fruto de la reflexión.
Bien, pero por dónde empezamos. Si tenemos una marca conocida y somos competitivos en precio, no es mal principio. Pero no siempre ocurre de esta forma, sino todo lo contrario. La estrategia del océano azul de W. Chan y R. Mauborgne sugiere la necesidad crear un espacio sin competencia en el mercado. Los océanos azules se caracterizan por tener suficientemente explotadas áreas novedosas o demasiado pequeñas para ser rentables. Sus principios se basan en:
a) Crear nuevos espacios de consumo.
b) Centrarse en la idea global y no en los números.
c) Ir más allá de la demanda existente.
d) Asegurar la viabilidad comercial del océano azul.
No es posible crear océanos azules sin un ejercicio de comunicación exhaustivo, no sólo pensando en clientes finales, sino en todas aquellas personas que mantienen una relación con la empresa o están vinculadas al éxito de la misma.
Utilizar el vídeo en cualquiera de sus tipologías nos va a permitir segmentar. Olvidarnos de la economía de masas, para centrarnos en la long tail, la adecuación de nuestros productos a cada una de las necesidades del cliente. Nos va a permitir adaptarnos en cada circunstancia, momento y ocasión. Conectar con cada necesidad identificada o provocar la identificación de nuevas necesidades por descubrir. Mediante un vídeo interactivo, podremos conocer la opinión, para tomar decisiones, de un segmento determinado de personas sobre nuestras propuestas.
Mostrar el producto hasta el último detalle, incluso aquellos que no se pueden observar a simple vista o en un escaparate.
Mostrar cómo se aprecia, enseñarles a amar nuestro trabajo. Todo esto y algo más es posible con el vídeo.